20 de julio de 2008

Welcome to Silent Hill



Me hablaron muy bien de este pueblecito, perdido de la mano de Dios, todo hay que decirlo. Por lo visto es famoso por la amabilidad de la gente que vive en el. Decidí ir a pasar un par de días, por descansar y desconectar del stress de la ciudad.
Nada mas entrar, me di cuenta de que algo raro pasaba en ese pueblo, todo estaba demasiado silencioso. Cuando, de repente, oí unos gruñidos extraños en un pequeño local, y como una no es cotilla apenas, me acerqué para ver que pasaba. De repente vi unos seres asquerosos y mi primer impulso fue salir corriendo, pero después pensé, que narices, bichitos a mi.


Se me hizo de noche dando caza a estos extraños seres, que de amables desde luego tenían poco, y busqué un lugar para pasar la noche. No encontré hoteles, ni a nadie para pedirle asilo, solo una cafetería vacía y allí me quede, escondida detrás de la barra. Me pase toda la noche soñando con una niña con un aspecto un poco terrorífico. Creo que las tartas que había en la cafetería no debían estar en muy buen estado que digamos.


Me levanté y fui a ver si veía a alguien, pero nada. A lo lejos, vi una iglesia y me pareció buena idea echarla un vistazo. Las iglesias de los pueblos suelen ser pintorescas, y por lo menos, suponía que el párroco estaría dentro. Mi sorpresa fue cuando al entrar en la iglesia, me encontré a la niña de mis sueños colgada de una cruz que ardía en llamas. Logré apagar las llamas y soltar a la niña, pero en cuanto la deje en el suelo salió corriendo. Se escondió en un videoclub(un poco ejem) pero cuando entre....¡¡¡no estaba!!!. Conseguí dar con ella detrás de unos contenedores que había en un callejón, pero no quise acercarme mucho a ella, la muy malina tenía un cuchillo en la mano. Pensé que sería mas prudente irme por donde había venido.


Me fui a continuar mi paseo por el pueblo, eso si, mirando cada dos por tres hacia atrás, que una ya no se fiaba ni de su sombra. La verdad eso que me dijeron de que el pueblo era pintoresco, creo que lo interpreté de una manera equivocada.


Cuando decidí que ya estaba bien de pasar miedín por ese fin de semana, y me disponía a abandonar el pueblo me encontré con la niña asesina esa (no os digo donde se me puso todo). Me preguntó si quería jugar con ella, y creo que me equivoque al responderla que ya me iba. De repente, la dio como un yu-yu extraño, saco el cuchillo de entre los cancanes de la falda esa guarripeich que me llevaba, y empezó a hacer una danza extraña.


No creo que sea necesario deciros cual fue mi final.


Welcome to Silent Hill ( jua jua jua jua).